Sobre mí

Durante la adolescencia sufrí de bullying en la escuela, eso reforzó mi baja autoestima y a que de forma inconsciente desarrollara la enfermedad mental de anorexia nerviosa. Mi bajo peso motivó a los psicólogos y psiquiatras a internarme en la URPI de LLeida. Estuve tres meses encerrada mirando a través de una ventana compartiendo hogar con otros niños y jóvenes que padecían diversas enfermedades mentales. Fue entonces cuando comprendí que nunca sabemos lo que se esconde dentro de las personas y que la mayoría de las veces juzgamos sin conocimiento de causa. Entendí que para encontrar al otro hay que tener esa voluntad de acercamiento y que lo más importante, ante todo, era encontrarse a uno mismo. Si os cuento esto es porque en ese momento empezó, sin yo saberlo, mi camino hacia el autoconocimiento y el yoga.

Me encanta viajar, cocinar y comer en compañía. La escalada es mi principal pasión. La naturaleza me sosiega. Volver a ella me enraíza, me conecta con la realidad y la verdad íntima. Os animo a que volváis a ella, os perdáis entre bosques, campos conreados, seguir la costa o las montañas y escuchéis atentamente, la naturaleza es capaz de aflorar los secretos de vuestro corazón con una sonrisa y/o cuatro lágrimas.

La música es muy importante para mí, aunque no sé tocar ningún instrumento. La escucho, la siento y la bailo desatando mi alma. Y canto, canto desafinando pero sin vergüenza. Me gusta leer y el arte, la creación ajena me inspira y motiva.

A veces trabajo de camarera en lugares que me gustan, siempre en sitios maravillosos entre gente bonita. Lo que me hace feliz es ayudar a la gente a que esté bien, da igual si es en una sesión de yoga o sirviendo buena comida con una sonrisa.

Amo a mi familia y estoy infinitamente agradecida de haber nacido entre personas buenas, sencillas, felices y trabajadoras.

A veces me derrumbo, lloro y casi desisto. A veces la frustración me carcome los huesos y la vida que fluye en mis venas parece latir a trompicones acrónicos. A veces me enfado, me agobio y hasta llego a odiar a otros casi tanto como a mi misma. Suplico, aúllo, corro y me dejo morir en cualquier rincón, en cualquier sofá triste mientras un rayo de luz dorada parece mofarse de mí. Pero sé, y he comprendido que mi sentir es como es, y que en momentos así hay que amarse más que nunca, sincerarse, ser muy honesta y dejar que llueva lágrimas torrenciales para limpiar y sanar. Después de toda crisis, llegan cosas excepcionales y fabulosas. Solamente hay que estar preparado a recibirlas. Soltar y confiar ?

Al transformarnos a nosotros mismos, transformamos el mundo que nos rodea, y así, paso a paso, todo el futuro de la humanidad.

Sogyal Rimpoché de El libro tibetano de la vida y de lhttps://www.edicionesurano.com/el-libro-tibetano-de-la-vida-y-de-la-muertea muerte